sábado, 22 de noviembre de 2014

El arte de la beca

Nunca he estado contra las becas sino contra los modos para otorgarlas. Y de esa gente que se dice creador, y han sido incapaces de asumir que el tiempo, la vida, les ha demostrado todo lo contrario. Se equivocaron de profesión, pero quedaron atrapados en su mentira. El talento no les dio para reconocer que no llegarán a más que una bequita del Estado. Cínicos, asumen el papel de artistas y se acercan a la institución que regala dinero de impuestos para quienes escriben, pintan, filman, bailan, le hacen al teatro y al guión. Huyen del mundo hostil que dicen no les reconoce su valor cultural que los convierta en iconos de la cultura. Mejor tramitan sus papeles al SNCA para vivir del erario. La beca como reconocimiento de nada.

Soberbios, no cuestionan su fracaso. Reciben el dinero del Estado que a quien mejor se relacione le ofrece un salario mensual para vivir mejor. Ganan la beca e inmediatamente se inventan un viaje a Europa o Nueva York. O deciden salir de México un rato. O usan su beca para el departamentito de la colonia Roma, de al menos 23 mil pesos de renta. Pagados por el gobierno en turno. Solo tienen que justificar que trabajan en una exposición, un libro, un guión, una coreografía. Son pocos, contados, los merecedores de ese galardón gratuito que da un jurado tan mediocre como los elegidos en su mayoría. Repito, hay excepciones, pero son muy pocas. Se nos olvida, pero la cultura es todo menos democrática.

Vivir del arte de la beca. El modus operandi que alimenta el Estado. Tras años de otorgarla se evidencia que casi son los mismos de siempre. Difícil ver caras nuevas. A veces de jurado, y otras de becados. Se turnan. Se solapan. Casi nunca brillan por su trabajo creativo sino porque salieron en las listas del SNCA. Es cuando son alabados o envidiados, cuando son el hazmerreír o las figuras de la semana. Para los que vivimos cerca de la cultura, sabemos sus nombres, su mediocridad como artistas: Unos valen por su labia y otros apenas son un futuro impredecible al que el Estado recompensa no sabemos aún por qué. Ser artista no te da el aval de honesto (aunque, oh paradoja, sean críticos del Estado).

Algunos son hijos de escritores famosos. Otros, de funcionarios culturales. Unos, una familia del teatro que se regala las dádivas entre ellos. No es que sean cínicos. Ni siquiera se lo plantean. Son la estirpe de una raza para la cual el arte de la beca siempre ha estado presente para que sigan trabajando para sí mismos. Hay hasta apellidos de aristócratas. Y nadie los denuncia. Todos se asumen en el silencio de la ignominia. Si alguien es nuevo en la lista lo primero que tiene que aprender es a hacer lobby, relaciones, ir a los eventos oficiales, saludar y agradecer al funcionario en turno que hace un jurado a modo, y se lava las manos.


Da cierta vergüenza pertenecer a un grupo que nada representa en el concierto internacional de la cultura. Poquitos se salvan. El pueblo grande que cada año nos hace ver el tamaño de país que somos. No aprendieron la frase de Ezra Pound: “Un huevo de porcelana llamado beca”. Eso.

4 comentarios:

  1. Hasta que alguien los tuvo bien puestos para denunciar la mediocridad del sistema… ¡Aplausos!

    ResponderEliminar
  2. Puede ser que algunos sean privilegiados, otros incumplidos otros no. Generalizar me parece insultante para quienes ni somos los de siempre ni somos inclumplidos.

    ResponderEliminar
  3. Me parece impertinente el comentario y justamente porque generalizas. Si bien puede ser que hay personas que usan sus becas para "ir a pasearse" como dices, habemos otros tantos que las usamos de acuerdo al proyecto que presentamos para adquirir la beca.
    Considero que hay que generar propuestas para hacer más eficaz y equitativo el reparto de becas y luchar porque existan más. Porque las becas no son solamente del SNCA al que haces mención.
    Creo también que habrá que considerar cuál es el objetivo de las becas, me refiero a las otorgadas en los estados por medio del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico, es imposible generar un proyecto con cantidades que oscilan entre los 35 mil a 50 mil pesos al año (la beca dura un año por cierto); estas becas según entendí su origen, eran para, en efecto, darle solvencia económica al creador para vivir durante ese año y dedicarse al proyecto que había presentado. Sin embargo ahora la convocatoria gira en torno a generar producción a raíz del proyecto seleccionado para la beca. No estoy en desacuerdo, de hecho yo lo he hecho en dos ocasiones, pero se me hace fuera de orden hacer una producción teatral con tan poco recurso (además claro de pagar las cuentas corrientes).
    En fin, si de propuestas hablamos, entonces hay que generarlas, ¿no crees?
    Por cierto, esa foto de los miles de euros es excesiva. ;)

    ResponderEliminar
  4. Qué risa los indignados comentarios de los aludidos.

    ResponderEliminar