Un camerino para dos
actrices: vestidos, pelucas, zapatillas… El tocador. Dos espejos: uno frente al
otro.
Violeta camina hacia el
camerino. Piensa, habla consigo misma. Va rumbo a uno de los espejos. Se
sienta. Apaga el cigarro. Toma el peine y retoca su cabello. Mira directo hacia
los espectadores. Susurra sin que entendamos lo que dice. Empieza a maquillarse
en el momento en que aparece Rebeca. Camina directo al otro espejo, frente a Violeta.
Se miran, no sabemos si con afecto u odio. Las dos compiten por el aplauso del
público.
Rebeca: El teatro es un pozo de encuentros con uno mismo. No hay
manera de dejarnos vencer por el presente. Tenemos que recurrir a la historia
que somos para continuar en la escena.
Violeta: Me niego a ser pasado. Tú porque te has dejado vencer,
pero yo no, me parece que…
Rebeca: Pecas de arrogancia. No eres una niña. Ya no estamos
para los cineastas ni directores que buscan a nuevas generaciones. Admítelo. No
somos protagónicas. Nos usan de reparto y…
Violeta: ¡Somos actrices! Nacimos para eso y de eso nos vamos a
morir. Que no me digan que no sabemos actuar. Somos parte de una estirpe que
viene de atrás, muy atrás. Nada es nadie sin pasado, sin historia, sin público…
Rebeca: Las actrices de antes actuaron cuando la televisión no
existía. Cuando el teatro era el corazón de los actores. Ellas no tuvieron que
lidiar con este soez mundo del espectáculo. Hoy cualquiera puede pararse a
decir que puede interpretar un personaje que no tiene ni trama ni historia ni
nada y que lo único que piden es una nariz respingada o un cuerpo de sílfide. No
encajamos en ese traje.
Violeta: No se trata de sólo ser bella. La belleza es un asunto
interior. Luché por ser actriz y estuvieron a punto de partirme la madre porque
querían que fuera estrellita al lado de Vicente Fernández o Valentín Trujillo.
Busqué a como diera lugar a los directores serios para actuar, ¡para actuar!,
no para posar en traje de baño. Pero te aclaro, no me arrepiento de hacer cine
comercial: tenía que vivir y hacer público.
Rebeca: Y también tuviste que desnudarte. No mientas, Violeta,
posaste y te gustaba...
Violeta: Qué querías: o trabajaba o me llevaba la chingada. No
podía pasar mi momento de juventud, lo sabes…Tú también saliste desnuda en El apando, acuérdate. Y te veías muy
campante. Y la verdad, te veías muy bonita… Hasta que engordaste.
Rebeca: Violeta, eso… Eso… me ha costado trabajo.
Violeta: Rebeca, no te pongas así. Sabes que lo comprendo y…
Rebeca: No comprendes nada. Todos somos resultado de nuestros
fracasos, pero no todos lo aceptan. Una actriz sin conflicto es un vegetal.
Recuerda al maestro que siempre dijo: así como están de mal, así los quiero. No
hay nada mejor que un actor con sus problemas, con sus vidas, tal como
son…Actuar como en la vida. No puedo
menos que aceptar el resultado de lo que soy.
…
(Los minutos que siguen,
los usarán para hacerse añicos, una a la otra…)
Coda
Me evadí de la realidad por
tanta mierda de política sin destino cierto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario