Sabina
Berman es poeta, guionista de cine, dramaturga, novelista y periodista.
Encasillada en nuestro país como gente de cine y teatro, en el resto del mundo
la conocen ya por dos novelas con buena crítica: La mujer que buceó dentro del corazón del océano y El dios de Darwin. Un trabajo que
se defiende solo, aunque en el caso de Gloria Trevi tuvo que escribir un libro,
Gloria, para responder a los
dimes y diretes públicos entre la escritora y la cantante de “Dr. Psiquiatra”,
a propósito de la filmación del guión de Berman, dirigido por Barrie Osborne,
aun sin estrenarse.
Un
libro de indispensable lectura, con nuevas pistas para entender algunas claves
de aquel escándalo por el cual la
Trevi fue llevada a la cárcel en Chihuahua por poco más de
cuatro años, acusada de corrupción, rapto y violación en 1999: iniciaba la
persecución. Un libro único por su concepción, a manera de “en defensa propia”,
por si Gloria Trevi lleva a los tribunales a Sabina Berman, por el resultado de
su película.
Los
periodistas de espectáculos no salen bien librados. Escribe Berman: “Pocos
verifican nada. Casi nadie busca más fuentes que una sola. Aun la propia
imaginación se vuelve una fuente autorizada… Se publican de Gloria noticias
ciertas, inciertas e imposibles, entre ellas un satanismo en el clan Trevi–Andrade…
A nadie le parece relevante fijar la verdad. Alguna verdad. Así sea un
centímetro de verdad”.
Dos
escritores, Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska, igual salen raspados: el
primero “extirpa de la siguiente edición de Los
rituales del caos el reportaje sobre Gloria y cambia la portada del
libro, donde también la desaparece”. Berman le pregunta si “su conducta no fue
una versión personal de la censura estalinista”. Él, “molesto”, responde: “No
trato con quien me miente… Para mí fue como si hubiese escrito sobre un fantasma.
Un ser inexistente”. Y de “la
Periodista Más Famosa de México”, escribe: “Sencillamente
sufre amnesia en relación a la cantante: no vuelve a mencionarla”.
Trevi,
el centro del libro. Cómo no serlo. Berman no duda de su talento. Tampoco de la
credibilidad de sus palabras, que va contrastando con las leyes. Una
protagonista del mundo del espectáculo, Paty Chapoy, le declara que fue ella y
Laura Suárez las que le dieron vuelo a la leyenda. Gloria Trevi dice: “A mí no
me acusan de complicidad, me acusaban de yo haber corrompido, de yo
personalmente haber violado, de yo haber personalmente raptado… Evidentemente
yo no tengo ningún miembro viril”. Concluye Berman: “Y la justicia no se
declaró sobre la complicidad o el encubrimiento posibles, porque no eran la
materia del juicio de Gloria”.
Un
libro esclarecedor. Léalo y descubrirá nuevos atisbos. Gloria Trevi tendría que
agradecer al menos que alguien destape la posibilidad de conocer otra forma de
encontrar la verdad de aquel escándalo, con periodismo de investigación. Mis
respetos por el libro, raro en su literatura.
Ahora,
esperemos sentados para ver la película: Gloria.
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